Todos queremos ser mejores y la llegada del fin de año es una maravillosa oportunidad para proponernos los aspectos en los que vamos a mejorar; esta época es propicia para fijarnos compromisos personales y desafiarnos a cumplirlos.
Tal vez, tú mismo o misma ya has hecho tus propias promesas de cambio para el año próximo y estás seguro o segura del positivo impacto que ello tendrá en tu vida; sabes que te sentirás mucho mejor si pones de tu parte y realmente cambias... Tal vez, todavía no te hayas formulado compromisos de cambio y, quizás, hasta seas reacio o reacia a hablar de compromisos, promesas o resoluciones en estos días, precisamente por la facilidad para hablar de ellos y la posibilidad de que, después, se queden sólo en palabras y buenas intenciones.
A tí, que tienes buena voluntad, a tí que tienes la energía para cambiar, con promesas o sin promesas, simplemente porque eres una persona buena, que lucha por ser mejor, por vivir mejor, por facilitarle y hacerle más grata la vida a tu familia o a las personas cercanas, a tí que eres trabajador o responsable de una unidad de negocio o un grupo de trabajadores, quiero animarte a cambiar eso que quieres o debes cambiar: dejar de fumar, empezar a comer saludable, mejorar el malgenio, hacer ejercicio o hacer deporte, emprender un negocio, comenzar a ahorrar, dedicar más tiempo a la familia, ser más alegre, estudiar más, es decir, hacer algo bueno para tu vida y la de los demás.
Quiero animarte en esta búsqueda por ser mejor, sencillamente porque es la única manera de vivir con dignidad; quiero sugerirte algunas pautas para que cumplas tus promesas de cambiar, para que salgas adelante con tus resoluciones de cambio, para que tengas éxito con tus compromisos. Regálate la próxima media hora en privado, toma lápiz y papel, o abre el procesador de texto, y escribe lo que resulte de ejecutar los pasos siguientes:
Elije sólo un cambio: "La ambición rompe el saco", "El que mucho abarca poco aprieta", dicen los refranes. Para el próximo año, entre los diferentes cambios que podrías lograr en tu vida, elije el primero con el que vas a iniciar; puede ser el de mayor impacto en tu vida, el más urgente, el más fácil o el más significativo; pero elije uno sólo. Los científicos e investigadores han demostrado que tenemos más éxito en cambiar cuando nos concentramos en cambiar una sóla cosa a la vez, es decir, cuando tenemos poco cambio a la vez. Por eso, elije un cambio, uno sólo, para comenzar; tu primer cambio del próximo año tendrá que ver con el cigarrillo?, con el inglés?, con el dinero?
Identifica claramente lo que vas a cambiar: un cambio siempre implica dos situaciones, la actual y la futura, es decir, la menos deseada y la más deseada; por eso incluye dos cosas, lo que vas a dejar de hacer y lo que vas a comenzar a hacer; por ejemplo, vas a dejar de fumar y vas a mantenerte con el aliento limpio. También puede pasar que tu cambio implique algo que no estás haciendo y algo que realmente quieres comenzar a hacer; por ejemplo, no estás estudiando un segundo o tercer idioma y quieres retomar o comenzar su estudio. En cualquier caso, define con precisión, es decir, con 5 ó 10 palabras la situación actual (menos deseada) y la situación futura (más deseada). En los dos ejemplos anteriores: "Voy a dejar de fumar y me voy a mantener con el aliento limpio"; "Voy a estudiar inglés".
Haz una lista de beneficios por cambiar: el esfuerzo de cambiar, el aprendizaje de nuevas situaciones y la energía para mantenerse, requieren buenas razones; todos necesitamos incentivos para cambiar; todos necesitamos motivos para cambiar. Es una forma de hacernos conscientes de los premios que tendremos por cambiar y de reforzar nuestra actitud ganadora. Escribe una lista de 3 a 10 beneficios que obtendrás si cumples tu promesa de cambio o si cambias de una, es decir, sin promesas previas; hazlo en primera persona (Yo...) y en presente (como si ya sucediera). Por ejemplo, para el caso de aprender un idiona extranjero: 1. Me abro puertas laborales, 2. Entiendo y disfruto las películas, 3. Leo y comprendo lo que dicen autores extranjeros, 4. Hago nuevas amistades, etc.
Haz una lista de los perjuicios por no cambiar: los seres humanos a veces cambiamos por el temor o por evitar daños mayores; dále más fuerza a tu capacidad de cambio, haciendo una lista de 3 a 10 perjuicios, es decir, daños, problemas, riesgos, que pueden resultar de no cambiar, esto es, de mantenerte en la situación actual. Por ejemplo, en el caso de fumar: 1. Huelo mal, 2. Mi corazón tiene que hacer un ezfuerzo mayor, 3. Puedo contraer un cáncer, 4. Gasto y quemo mi dinero, 5. Deterioro mi salud, 6. No hago ejercicio, etc.
Convierte el cambio en acciones y conductas: la mejor herramienta para cambiar es nuestra actividad; cambiamos porque nos comportamos de manera distinta; cambiamos porque hacermos cosas que antes no hacíamos o dejamos de hacer cosas que antés hacíamos. Identifica 3 a 6 actividades, acciones o conductas que vas a comenzar a hacer de manera habitual para asegurar el cambio que requiere tu vida; hazlo en primera persona y en tiempo presente. Por ejemplo: Me lavo la boca con un enjuague, en las mañanas; mantengo los cigarrillos bajo llave; camino 3 cuadras o 300 metros todas las mañanas; subo las escaleras hasta mi oficina; rompo o destruyo el primer cigarrillo que coja en el día; boto el cigarrillo después de la primera aspirada; miro mis uñas limpias, etc.
Programa tu cambio en cuotas pequeñas: muchos cambios se logran cambiando poco a poco, pero es posible que tu prefieras dar un salto y cambiar de una vez por todas; cualquiera que sea tu estilo, cambia con seguridad y de una vez por todas: a pasos grandes o pequeños, pero este próximo año sí cambias porque cambias. En el ejemplo del cigarrillo, talvez quieras ir hasta donde tienes guardados los paquetes y botarlos de una vez sin dudas ni aspavientos; o tal vez, quieras ir reduciendo uno a uno los cigarrillos que diariamente te vas a fumar; de todos modos, ponte las metas que van a hacer evidente que vas a dejar de fumar: el 31 de diciembre a las 11: 50 de la noche, voy a botar o a quemar todos los paquetes de cigarrillos que tengo; el 31 de enero no habré fumado ningún cigarrillo; el 28 de febrero, no habé fumado ningún cigarrillo, y así sucesivamente. Si lo prefieres poco a poco, "Voy a dejar de fumar un cigarrillo por día hasta llegar a cero; el primero de enero sólo me voy a fumar 39 cigarrilos; el 31 de enero sólo fumaré 9 cigarrillos, como máximo; el 10 de febrero sólo me fumaré un cigarrillo máximo; el 11 de febrero no fumaré; el 12 de febrero no fumaré; el 13 de febrero no fumaré; y así sucesivamente... Tu esfuerzo será sólo de un día, día por ´día, hasta cambiar definitivamente y mantenerse así con el aliento fresco!
Celebra periódicamente los cambios logrados o los esfuerzos realizados: cualquiera que sea el resultado que vayas logrando en tus propósitos de cambio, de manera periódica, esto es cada semana, cada 15 días, cada mes, pero no más espaciado, haz una pausa en tu día a día, y retoma tu decisión de cambiar: lee la definición del cambio, la lista de beneficios, la lista de perjuicios, las acciones o conductas de cambio que te fijaste, y las metas que te pusiste. Si es necesario, completa las listas y enriquece tu reflexión; en todo caso, identifica lo que has logrado o los esfuerzos que has realizado, sonríe y felicítate a tí mismo, aunque sea sólo por haber retomado el tema, reaviva tu deseo de cambiar, enciende de nuevo o fortalece tu compromiso con el cambio. Es por tu bien, el de tu familia, el de tu empresa o el de todos. ¡Hazlo ya!
Aplica estos siete pasos de oro para cambiar y comprueba que el próximo año sí cambias porque cambias.